Bienvenidos

Bienvenidos a mi blog personal.
Me llamo Fran y soy Pescador Submarino.

La idea de este Blog es tener mi propio rinconcito donde ordenar todo mi material para poder compartirlo con los amigos y compañeros de este mundo de la pescasub.

Hay contenidos en relación con el material de pesca y diversas adaptaciones que yo hago, pruebas etc (M). También hay relatos de jornadas de pesca (R) y por supuesto también me haré eco de las noticias (N) publicadas por la Asociación de Defensa de la Pesca Submarina (ADECASUB) , de la cual soy presidente en la actualidad.

Siéntete libre de comentar todo lo que te parezca oportuno.

Saludos y Bienvenido

26 octubre 2007

sueños

Sueños…

Será la sequía venatoria que me produce estragos psíquicos y trastornos mentales, pero lo de anoche fue una experiencia de lo más confusa.

Llevo ya unas semanas sin pescar, el proyecto fin de carrera me absorbe completamente pero también me consume por dentro. El esfuerzo y la concentración requerida hicieron que al principio tuviera fuerzas suficientes para reprimir la bestia animal, el instinto cazador, la llamada del mar, la sed de sal. Pero las fuerzas se van perdiendo, uno tras otro los inconvenientes y los obstáculos van mellando esa superficie acerada que representa las ganas de terminar. Estos últimos días dejé de soñar con cálculos y demás menesteres de mi proyecto para dar rienda suelta a la imaginación.

Por las noches entre estructuras y documentos empezaba a pulular la sombra fantasmal del gran dentón, acechando la cúpula de cristal que había construido para aislarme de las tentaciones. Cada vez de forma más flagrante, el dentón aparecía en mis sueños haciendo peligrar mi concentración hasta que al final venció dejándome absorto con sus movimientos, con su ir y venir tranquilo y majestuoso.

Anoche me fui a dormir pronto… sabía que me encontraría de nuevo con este demonio azul y tenía que vencerlo para poder continuar con mi proyecto. Había conseguido despertar al instinto que yacía en lo más profundo de mi subconsciente, y solo volvería al estado de letargo derrotando al gran dentón.

Antes incluso de cerrar los ojos ya me pareció ver fugazmente su silueta perderse en la oscuridad. Intento incorporarme para seguirlo pero no puedo, ya estoy dormido.

Me encuentro en la playa, en mi casa… parece que es media tarde, el sol de finales de octubre inicia su descenso hacia el poniente mientras Álvaro y yo nos ponemos los trajes. Es 29 de octubre de 2004. El dentón ha querido llevarme atrás en el tiempo para llevar a cabo esta batalla.

El material es prehistórico, ni carbonos, ni chicles… tan solo mi querido mundial de 100 antes de la “evolución” a killer. Con la moral e ilusión que dan los 23 años a pesar de la firme convicción de que no vamos a pescar nada, nos dirigimos camino de la playa ya desierta en esta época del año. El mar está tranquilo y el agua limpia, ideal para una bonita y apacible jornada otoñal vespertina.

Tras unas cuantas vueltas, tan solo unas lisas adornaban nuestro inútil pasapeces, la tarde se nos echa encima y el sol se precipita ya vertiginosamente sobre el horizonte, la batalla será corta, pues no ha comenzado siquiera y ya está terminando.

Yo estaba empecinado en zumbar alguna lisa más. Tenía un grupo localizado y practicaba espera tras espera viéndolas gandulear de un lado para otro, ajenas a mi presencia y pasivas ante mis artimañas. En un segundo algo cambia, bajo los escasos 2’5m de profundidad que hay de fondo sintiendo una extraña sensación. Mis lisas ya no están, se han esfumado… prosigo con mi espera, agazapado en un saliente rocoso mirando hacia el frente y vigilando por mi derecha el antiguo emplazamiento de los mugilidos. Mi ridícula apnea se agota y antes de subir miro a mi izquierda, una pequeña explanada arenosa se abre frente a mi, con sus escasos 4m de profundidad.
El germen de todos mis males estaba allí, junto con media docena de congéneres de porte similar. Mi corazón se para y un segundo más tarde explota de emoción. Con la apnea casi agotada me encuentro ante el banco de dentones más grande que había visto jamás. En apenas 3m de profundidad. La incertidumbre se apodera de mi, no puedo seguir alargando la apnea, tengo que subir… decido retroceder poco a poco y ascender más atrás.

Subo habiéndolos perdido de vista, mi corazón se me sale… me tiembla el pulso, estoy quieto en la superficie, no quiero ni mirar. Qué hago? Cómo actuar ante una situación así… posiblemente la pieza más importante de mi vida esté ahí delante, ¡mi primer dentón!

Hay que actuar, cojo todo el aire que puedo y me sumerjo de nuevo. Avanzo por el fondo unos metros hasta llegar a mi puesto de antes. Miro hacia la explanada arenosa, no hay nada… miro hacia mi derecha, donde las lisas, tampoco nada… espero un poco. Empiezo a pensar si no habrá sido una ilusión, es imposible encontrar un banco de dentones gordos en 3m de agua y a escasos 70m de la playa… No, no lo había imaginado, por mi izquierda se abalanzan sobre mi dos colosos, decididos, inmensos. Los nervios hacen presa de mi, no logro decidirme a cual apuntar, finalmente mi dedo es más rápido que mi cabeza y ha disparado, no veo flecha ni dentón, pero el carrete canta como nunca lo había hecho. Veo vaciarse el carrete a cámara super rápida… no se donde le he dado ni nada… así que decido nadar con fuerza en la dirección de la cuerda del carrete… noto los tirones, pausados pero con mucha fuerza.

Se pierde la tensión en el hilo. Estoy tan nervioso que no atino a cogerlo con la mano… lo sigo por el fondo entre la posidonia, y lo veo perderse en una grieta, hay mucha arena levantada, bajo, sigo el hilo con la mano, no veo nada… tiento el hilo y noto la varilla, la agarro, estiro y noto el peso!! SI!! Meto la otra mano y me las apaño para agarrar el dentón por las agallas. La emoción es desbordante, increíble.

Me desperté entonces de un sobresalto, son las 5 de la mañana y la oscuridad lo invade todo. He vencido al gran dentón en el sueño. Una sensación de tranquilidad se apodera de mi, como si de una droga se tratase. Vuelvo caer en un sueño, un sueño lleno de paz y tranquilidad, no hay proyectos, ni documentos, ni cálculos…

Al despertarme esta mañana recordaba el sueño como si lo hubiera vivido de verdad, aún con la lengua y los labios resecos del sol y la sal del mar y el olor a mar que despide la posidonia acumulada en la playa tras los temporales.

Ha sido tan real… tan real… que hasta nos hicimos unas fotos.





Ahora ya podré enfrentarme a mi proyecto con energías renovadas? Se habrá calmado la bestia?


Me temo que no